viernes, 21 de junio de 2019

Signos de vida: Una lectura cercana a La carretera de McCarthy (II)

Signos de vida: Una lectura cercana a La carretera de McCarthy (II) 

“Lo que encontramos” 
Y de pronto, extraños en un camión. La violencia entre un grupo de personas que creían estar solas y el temor de descubrir que no lo habían estado. El temor de haber sobrevivido hasta más allá del final. El temor de que ya no haya final. Es un enfrentamiento marcado por el temor al otro, el desconocido al lado de una carretera.  El niño traumado, cubierto con la sangre de alguien más y casi congelado duerme hecho una piedra en el suelo. 
En la siguiente expedición, el padre obligaría al niño a tomar la pistola. 

“Hablaba en una negrura sin profundidad ni dimensiones” 
El padre deja a su hijo solo, muy a pesar del miedo. Allí, bajo un puente, sosteniendo un encendedor. 

“¿Todavía somos los buenos?” 
El tema de la moralidad es pertinente en La carretera y está fuertemente ligado a la supervivencia. La decadencia de todos aquellos ajenos a los personajes principales está marcada por el entorno amenazante que propone que, en orden de seguir existiendo, como no hay demasiado mundo para todos, tendrían que comerse los unos a los otros sin distinciones. 
El mismo mundo que te obliga a darle una pistola a un niño pequeño que no quiere ser partícipe del caos. Que te endurece y te despoja de tu empatía lo quieras o no.  

“Porque llevamos el fuego” 
La pregunta por la soledad es palpable. En un momento dado, el niño cree ver a otro niño y quiere abandonarlo todo para ir a su encuentro sin importar las súplicas de su padre. Es un niño al que las circunstancias lo despojaron de una infancia feliz, con una soledad atronadora. Es probable que, para ese momento, él nunca hubiera visto a otro niño de su edad y al creer verlo, toma consciencia de su esfera. 
Al mismo tiempo, aparece un perro. El personaje principal parece tomarse mejor la idea de un perro acompañándolos ya que los humanos han probado no ser de fiar. A pesar del llanto del niño que se pregunta con pánico sobre qué pasaría con el niño que dejaron atrás, llega a olvidarse del niño. El perro, por su parte, tampoco se queda con ellos. El niño solo recuerda al perro.